Un año más, –si los cálculos no me fallan, van siete con este–, llega la hora de la despedida. Pero ya sabéis que esto no es una despedida, es un hasta pronto.
Este espacio se despide de sus lectores hasta el próximo cinco de septiembre en el que volveremos con un clásico «Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2020–». En el año 2016, paseando por la playa, surgió la idea de empezar el «curso» compartiendo con mis apreciados lectores algunas de mis reflexiones veraniegas. Y ya van cuatro artículos –2016, 2017, 2018 y 2019– y los que, si me acompañáis, vendrán…
Los que me conocen saben que, por «deformación» de mi etapa de estudiante –cada día más lejana, por cierto–, para mí el año empieza en septiembre y termina en junio. Por ello, llegados a estas alturas del año, podemos dar por terminado este «curso».
Un curso que ha tenido una segunda mitad imprevista, dura en muchos casos y que nos deja «mal sabor de boca». Por esa razón, este año no os voy a desear un «feliz verano» como de costumbre, ya que dadas las circunstancias podría resultar incluso «frívolo». Este año, si me lo permitís, prefiero desearos a todos un buen verano, un verano en el que no falte la salud ni la ilusión para seguir cada día.
Lo dicho, os deseo a todos ¡¡buen verano!!
Nos vemos el cinco de septiembre.
Un abrazo.
Más información en:
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2016–
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2017–
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2018–
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2019–
Rafael dice
muchas gracias y hasta septiembre si Dios quiere.
Felipe Mateo dice
De nada. Nos leemos en septiembre. Saludos Rafael
Miguel Angel dice
Buen verano para ti y los tuyos Felipe.
Felipe Mateo dice
Gracias, lo mismo te deseo. Saludos Miguel Angel