Un año más y, si los cálculos no me fallan van seis con este, llega la hora de la despedida, pero ya sabéis que esto no es una despedida, es un hasta pronto.
Este espacio se despide de sus lectores hasta el próximo siete de septiembre en el que volveremos con un clásico «Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2019–». En el año 2016 paseando por la playa surgió la idea de empezar el curso compartiendo con mis apreciados lectores algunas de mis reflexiones veraniegas y ya van tres post –2016, 2017 y 2018– y los que, si ustedes me acompañan, vendrán…
Antes de despedirme quiero dar las gracias públicamente a todas las personas, hombres y mujeres, que visitan este espacio. Solo en el mes de junio han sido más de 87.000 que, en conjunto, han hecho más de 100.000 visitas.
Lo cierto es que las cifras que está alcanzando este espacio me causan tres sentimientos:
- Sorpresa. Tengo que confesarlo, nunca imaginé que lo que pienso, escribo y comparto, pudiera suscitar tanto interés.
- Agradecimiento. Créanme si les digo que estoy profundamente agradecido a todas y cada una de las personas que dedican una parte de su tiempo a visitar este espacio y compartir sus contenidos. Para mí es el mayor reconocimiento.
- Y, sobre todo, responsabilidad. Porque considero una gran responsabilidad ponerse ante el teclado del ordenador sabiendo que lo que escribo lo van a leer tantas personas.
Los objetivos siguen siendo los mismos: que este espacio sea útil a los que lo visitan, acercar el derecho al ciudadano y, cómo no, mostrar el lado humano del derecho, porque aunque a veces no lo parezca, los profesionales del derecho también somos humanos.
Sinceramente, no me cansaré nunca de dar las GRACIAS, queridos lectores.
Os deseo a todos un feliz verano.
Nos vemos el siete de septiembre.
Un abrazo.
Más información en:
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2016–
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2017–
Reflexiones veraniegas de un letrado al teclado –2018–
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