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José Fernando Calderero Hernández
Dr. en Filosofía y Ciencias de la Educación. Lic. En CC Químicas. Miembro del Grupo de Investigación “Educación Personalizada en la Era Digital” (EPEDIG). Profesor de “Teoría y Práctica de la Investigación Educativa” y de “Ciclos vitales y comunicación en la familia” en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Vicepresidente de la Fundación “Padres por la Excelencia, Padrex”. Presidente del Capítulo de Educación de AEDOS. Ha sido Decano de la Facultad de Educación de la UNIR, Subdirector del Área de Educación del C. U. Villanueva, adscrito a la UCM, profesor de la Universidad de Navarra y del Bachelor of Education de la University of Wales. Ponente en cursos para profesores y directivos en España y América. 27 años de directivo y profesor universitario. 24 años como director y profesor de colegios e institutos de bachillerato. Autor de libros educativos. Director de tesis. @JFCalderero
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Actualmente cursando el Grado de Filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Profesor de apoyo para grupos de recuperación en Colegio Los Olmos (2008-2010). Becario en tareas de documentación en el periódico ABC (2010-2012). Monitor en campamentos de verano de formación intensiva (2006-2010). Amplia experiencia como profesor particular. Fundador, compositor y guitarrista del Grupo “Alias”. @andrescalderero
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PRESENTACIÓN
Hoy me van a permitir que para presentarles a una de nuestras «Firmas invitadas» de este mes, les cuente una anécdota personal: en el año 1985 yo tenía 15 años y varios de mis amigos estudiaban en uno de los colegios más prestigiosos de Zaragoza.
Como mi familia no tenia recursos para que yo pudiera estudiar en ese colegio, una mañana de septiembre de 1985, antes de empezar el curso 1985/1986, decidí presentarme en el colegio y pedir una cita para entrevistarme con el director.
Para mi sorpresa el director me recibió esa misma mañana; imagino que para él también tuvo que ser una sorpresa cuando le dijeran que un chavalillo quería entrevistarse con él.
Cuando lo tuve frente a mi, sin rodeos y de forma directa, le dije: «muchos de mis amigos estudian aquí, a mi me gustaría también estudiar aquí pero mi familia no tiene dinero para que yo pueda venir a este colegio, pero estoy dispuesto a trabajar en lo que haga falta para pagarme los estudios.»
Esa misma mañana salí del colegio con una beca de estudios, comedor y trasporte escolar; días después yo me incorporaba al colegio como alumno y empezaba a trabajar los sábados por la mañana en recepción y de lunes a viernes en el departamento de psicología corrigiendo test.
El director del colegio era D. JOSE FERNANDO CALDERERO HERNÁNDEZ; al terminar mis estudios e irme a la universidad le perdí le pista, 25 años después gracias a las redes sociales lo encontré por Twitter y el año 2016 nos volvimos a ver en Madrid.
Como pueden imaginar para mi es un placer presentar en este espacio en primicia el libro «Filosofía y Sentido Común» escrito por mi apreciado profesor y su hijo Andrés Calderero de Aldecoa.
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FILOSOFÍA Y SENTIDO COMÚN
Agradecemos mucho a nuestro querido amigo, Felipe Fernando Mateo Bueno la posibilidad de publicar en esta sección de «FIRMA INVITADA» de su blog.
Hace algunos meses, y en recuerdo de nuestra antigua y buena amistad, aceptamos el ofrecimiento comprometiéndonos a que fuera este blog el primer sitio de Internet en el que apareciese con cierto detalle la publicación de nuestro nuevo libro «Filosofía y sentido común» publicado por Sekotia.
Ambos autores, padre e hijo como el lector habrá podido imaginar, estamos muy satisfechos de anunciar la publicación, a mediados/finales del próximo mes de febrero, de este libro en el que hemos puesto muchas ilusiones tratando de ayudar al mayor número posible de personas a asumir el gozoso derecho-deber de ejercer la responsabilidad de sus propios pensamientos y, por tanto, de su vida.
Contamos con el respaldo del Prof. Álvaro Romo, Secretario General de la International Association of University Presidents (IAUP) y con el prólogo del eminente Prof Alfonso López Quintás a los cuales manifestamos desde aquí nuestro público agradecimiento.
Entresacamos a continuación algunos fragmentos del libro, con los cuales esperamos que los lectores se puedan hacer una idea de su contenido.
¡Sapere Aude! Atrévete a pensar, ten el valor de usar tu propio entendimiento. Los autores de «Filosofía y sentido común» hacemos nuestro este famoso lema de la Ilustración, en cuanto que representa la importancia de pensar por uno mismo, la importancia de llegar al fondo de las cosas, lo imprescindible que es dar un paso más allá de la «versión oficial» y ser implacable en la búsqueda de la verdad. Como el propio título indica nuestra intención no es hacer una filosofía elevada y rebuscada sino intentar reflexionar sobre cuestiones importantes de la vida a través de principios sencillos o de sentido común. El propósito principal de este libro es ofrecer a todo ser humano algunos elementos de reflexión que puedan ayudarle en su desarrollo personal, especialmente en lo que a la mejora de las capacidades de comprensión y decisión se refiere. Creemos que este libro puede interesar a todo el que alguna vez se haya hecho alguna pregunta parecida a:
– ¿Qué puedo hacer para desarrollar mi identidad, ser yo mismo, cultivando ideas propias sin tener que conformarme con «consumir» ideas ajenas?
– ¿Tiene algún sentido en el colegio, la universidad o la formación en la empresa aprenderme contenidos sin entender nada, o muy poco, de su sentido, significado o utilidad?
– ¿Cuáles son los valores o ideas por las que rijo mi conducta? ¿Son correctas?
– ¿Toda idea es igual de válida que otra?
– ¿Estoy acomodado en una serie de valores que he recibido?
– ¿Quién ha elegido mi modo de pensar?
– ¿Soy un producto de mi entorno?
Proponemos al lector que reflexione con nosotros sobre algunas cuestiones importantes del pensamiento humano y sus posibles repercusiones en su vida personal, social, profesional, etc. Partimos de la premisa inicial de que todo ser humano necesita tener sentido crítico, al menos en un cierto grado. Por ello, después de pensar sobre sus necesidades y utilidad, nos ocupamos de algunas dificultades con que nos podemos encontrar a la hora de adquirirlo y desarrollarlo y también de algunas estrategias de aprendizaje que pueden ser útiles para remontar las dificultades, despertando o mejorando la propia capacidad de crítica. En la segunda parte, sin pretender agotar el tema, examinamos el conocimiento humano tanto desde el punto de vista de su adquisición como desde la reflexión sobre la problemática de la naturaleza y percepción de la realidad, reflexionando sobre algunas características del trabajo intelectual y algunas claves de éxito académico, profesional y social. Queremos explicitar desde el principio una idea central a la que, de una u otra forma, volveremos reiterativamente a lo largo de las páginas: la imperiosa e ineludible necesidad de pensar por uno mismo.
Hoy en día es especialmente necesario tener los ojos de la razón bien abiertos, puesto que la mayor parte de las personas vivimos en un mundo que nos bombardea constantemente con noticias, informaciones, novedades, avances científicos, etc. Precisamente en un mundo en el que estamos sobreexpuestos a demasiada información es totalmente necesario el desarrollo del sentido crítico. Contamos en el libro una anécdota de un general del ejército que está viendo pasar los tanques hacia el campo de batalla y dice: «Por donde ahora pasan los tanques antes pasaron las ideas». Las ideas modelan la sociedad. Si queremos mejorar la sociedad una de las primeras cosas que hay que hacer es mejorar nuestra capacidad de razonar. Muchas veces nos encasillamos en constructos ideológicos del tipo: yo soy de izquierdas, yo soy de derechas, que no responden a las necesidades de las personas ni de la naturaleza humana. Tenemos la imperiosa y urgente necesidad de poder contar, en los distintos ámbitos de la vida, con personas que piensen; que piensen en profundidad, más allá de las habilidades y competencias técnicas. Problemas como el desempleo, el hambre, el auge del terrorismo, etc., necesariamente han de tener alguna causa que, si realmente queremos encontrar soluciones, ha de ser suficientemente estudiada no quedándonos en explicaciones superficiales que suelen enmascarar cuestiones mucho más profundas.
En un sentido amplio, podíamos denominar sentido crítico a la capacidad de captar y combinar todos los elementos necesarios para hacer un juicio correcto en una situación determinada, facilitando por tanto la posibilidad de tomar decisiones inteligentes y convenientes. Está relativamente extendida la costumbre de ajustar el propio pensamiento y la conducta al pensamiento y conducta colectivos del grupo social que uno frecuenta. De esta manera abdicando del esfuerzo de ejercer la capacidad de crítica se puede acabar pensando y actuando de una forma contraria a la propia y sufriendo las repercusiones de la falta de personalidad y/o la insatisfacción de estar viviendo la vida como el que sigue un guión ajeno y quizá renunciando a los deseos de alcanzar una vida más plena en alguna de las diferentes facetas humanas.
Siendo importantísima la capacidad de pensar por uno mismo y optar por la mejor solución en los problemas de la vida, dichas habilidades se vuelven aún más imprescindibles en cualquier ejercicio intelectual. Cualquier proceso de aprendizaje o actividad intelectual está plagado de retos. Bien sea por acciones voluntarias, o como consecuencia de errores involuntarios, hay muchísimas situaciones que nos pueden conducir a planteamientos falsos y exigen cierto estado de alerta. Hay, por ejemplo, profesores que tienen fuertes cargas ideológicas que intentan comunicar directa o sutilmente a sus alumnos y muchos manuales y textos universitarios que exponen diversas teorías presentándolas con rango de «verdad absoluta» sin dar ningún tipo de prueba de la veracidad de sus argumentos.
El origen de «Filosofía y sentido común» se encuentra en muchísimas horas de conversación entre los dos autores. Reflexionando sobre multitud de temas como política, religión, ciencia o filosofía los autores nos dimos cuenta de que en casi todos los temas había una multitud de opiniones enfrentadas entre si y la mayor parte de ellas eran lineales, parciales y poco respetuosas con la verdad. Al analizarlas vimos que las ideologías siempre son paquetes enlatados de ideas que más que intentar explicar la realidad intentan justificar una posición previamente elegida por diversas influencias e intereses. Creo que si tuviésemos que resumir la motivación para escribir este libro diríamos que fue un profundo amor por la verdad, sea cual sea. El conocimiento humano por definición no puede ser absoluto, tiene que ser siempre aproximativo. Ser conscientes de esta realidad nos hace ser más cautos a la hora de aceptar las teorías u opiniones de los demás. Por otro lado, ser conscientes de las limitaciones de la razón también nos hace pensar que la búsqueda de la verdad ha de acometerse desde todos los ámbitos y no solamente desde las ideas y la razón. Pues desde luego el hombre no es solo un animal racional, también es emocional, espiritual, creativo.
Sería interesante reflexionar sobre el modo en el que hemos «adquirido» las ideas, los conceptos, los modos de pensar. ¿Hasta qué punto hemos sido conscientes del proceso de adquisición y hemos actuado con voluntariedad? ¿Hemos asumido acríticamente ideas basándonos exclusivamente en el hecho de que otras personas las tuvieran o fiándonos de las primeras impresiones sin un contraste reflexivo con la realidad? Haciendo una comparación entre el alimento físico y el «alimento» intelectual, parece razonablemente sensato no ingerir cualquier elemento sin una cierta garantía de calidad o al menos de ausencia de deterioro significativo.
Las personas expertas en una materia también pueden precipitarse, equivocarse o simplemente despistarse. Parece que lo sensato es confiar en los expertos pero solo en cierta medida; hay ocasiones en las que es preciso exigir las pruebas que certifiquen que sus conclusiones son ciertas. Es un error no contemplar la posibilidad de que personas mayores, expertos o nuestros superiores en cualquier ámbito, estén equivocados. Hemos de atrevernos a tener siempre el ¿por qué? en la boca y, siempre desde el respeto, entrar a fondo en las cuestiones.
Esperamos que «Filosofía y sentido común» sea útil a los lectores y les ayude a reflexionar sobre todas estas cuestiones.
Nos despedimos agradeciendo de nuevo a Felipe Fernando la oportunidad de escribir estas líneas de presentación y ofreciendo a todos la posibilidad de contactar con nosotros para cambiar impresiones en torno al contenido del libro y el enfoque de fondo que lo ha motivado.
Saludos muy cordiales
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Eduardo dice
Felipe, que soy fan tuyo ya lo sabias, que me voy a comprar el libro, te lo puedes imaginar, pero que con 15 años fueras ya un figura te eleva aún más alto.
Un fuerte abrazo
Eduardo García
Felipe Mateo dice
Estimado Eduardo, muchísimas gracias por tu comentario. Un abrazo
Álvar Hernández Baz dice
Pues si. Eres un valiente Felipe. Tu historia me ha gustado. Si puedes escuchar en youtube un vídeo de un programa radiofónico que creo se titula «perros de la calle» o «perros callejeros » es el nombre del programa. Este fue el primer contacto que tuve con el Doctor Mario Alonso Puig que va en tu misma linea: ayudar a las personas respetando su dignidad y desde su campo el de la medicina. Vosotros dos constituis dos grandes pilares de reconstrucción personal tras mi divorcio-sorpresa en 2015. Me gustaría que escuchases este programa y me dijeras que te pareció. Un saludo desde Guadalajara.
Felipe Mateo dice
Estimado Álvar Hernández Baz, muchas gracias por tus palabras, tomo nota de tu recomendación. Un saludo.