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Hay acontecimientos en la vida de una familia que son, o al menos debieran ser, motivo de celebración. Sin embargo, cuando esa familia está rota por una separación o divorcio suelen convertirse en motivo de discordia.
Es lamentable ver que en cosas tan elementales como una catequesis, una primera comunión o incluso en unas actividades extraescolares, un padre y una madre no sean capaces de ponerse de acuerdo. Pero muchas veces basta que uno diga «blanco» para que otro diga «negro», y así suceden cosas como la de la noticia que comentamos hoy.
Con gran sorpresa por mi parte hace un tiempo vi el siguiente titular «Un juez obliga a un menor a hacer la primera comunión en contra de su voluntad», lo cual, tengo que confesar, me parecía imposible. Y lo cierto es que al leer con detenimiento la noticia se da uno cuenta de que el titular no se corresponde con la realidad. Pero ya saben, «la realidad no vende».
La realidad es que un padre –que tiene la custodia de su hijo desde hace más de un año– había solicitado al Juzgado de 1.ª Instancia n.º 26 de Sevilla que adoptara todas las medidas necesarias para que su hijo pudiera ir a catequesis, «incluso en fines de semana en el que le correspondiese disfrutar de la compañía de su madre» para asegurar que realice la primera comunión.
Y la juez titular de dicho Juzgado, lo que ha hecho ha sido dictar un Auto en el que atribuye al padre la facultad de decidir si el niño acude a catequesis o no.
La madre alegó que el niño se manifiesta no creyente, que esta resolución vulnera los derechos del menor, que «Los menores de edad son también titulares del derecho a la libertad religiosa» y que «Este tipo de decisiones corresponde conjuntamente a los dos progenitores de común acuerdo».
Sin embargo, la madre omite que en su día se casó por la iglesia, bautizó a su hijo, y lo ha escolarizado en un colegio religioso, ante lo cual yo me pregunto: ¿y todo eso no vulnera el derecho a la libertad religiosa del menor? Pues no.
Hay decisiones que les corresponde tomar al papá y a la mamá, y si estos no son capaces de ponerse de acuerdo, ¿qué hacemos? Hay que hacer lo que ha hecho este padre, pedir autorización judicial y que un juez decida.
Precisamente para casos como el que nos ocupa hoy están los «Procedimientos de Jurisdicción Voluntaria», lamentablemente, cada día más de moda.
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